
Vuelta al trabajo. ¿Cómo podemos comer y beber saludablemente en nuestro puesto de trabajo?
Tras el verano, la vuelta al trabajo puede ser dura. Pero, además, nos podemos encontrar con cambios significativos en nuestro ritmo de vida como una mayor inactividad física (sentados todo el día en la oficina), menos tiempo para comer etc. que pueden acabar haciéndonos ganar peso y además incrementar el riesgo de padecer patologías cardiovasculares.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que siempre es interesante reservar un tiempo para nosotros mismos, de tal modo que podamos hacer actividad física diariamente un mínimo de tiempo, aunque sea ir caminando hasta el trabajo, no coger nunca ascensor etc… puesto que muchos pocos pueden suponer un mucho.
Además, movernos cada hora, estirarnos etc. también puede ayudarnos a mantener la concentración, prevenir contracturas, cuidar la espalda e incrementar un poco el gasto energético.
En cuanto a la alimentación, realmente deberíamos comer de forma saludable durante todo el año. El “efecto secundario” de comer bien es mantener el peso estable y prevenir enfermedades crónicas y cardiovasculares; pero la verdad es que en verano no es infrecuente ganar peso corporal. Por ello, la vuelta a la rutina es un buen momento para recuperar los hábitos saludables gracia a la disciplina de los horarios.
Para ello, en primer lugar, debemos planificar nuestras comidas en el trabajo con el objetivo de no acabar consumiendo entre horas. En este sentido, una lista de la compra es importante para garantizarnos ir al supermercado con las ideas claras y no con los impulsos del momento. Por otro lado, en nuestra cesta de la compra debemos priorizar alimentos de origen vegetal como legumbres, cereales integrales, verduras, frutas, frutos secos, aceite de oliva virgen extra… y de origen animal como huevos, pescados, mariscos, carnes (pollo y pavo) o lácteos es algo que debemos de tener muy claro.
Una vez evitadas las tentaciones de comprar en demasía, debemos de tener claro qué llevar al trabajo. La mañana es muy larga y llevar fruta fresca, frutos secos crudos sin sal, yogures etc. es una buena opción para comer entre horas. Además, y de cara a la comida del mediodía, podemos llevar fiambreras con platos ricos, ligeros y sencillos: por ejemplo, legumbres, arroz integral, pasta integral, quinoa etc. acompañados de verduras, queso fresco, huevos, pescados (atún o caballa al natural), carnes (sobre todo pollo y pavo), trozos de fruta (manzana, piña…) son una opción ideal, fáciles de preparar, y se puede llevar fácilmente al trabajo. Las hierbas aromáticas, especias, zumo de limón y vinagre nos permiten obtener aromas y sabores agradables sin tener que abusar de otro tipo de salsas.
La hidratación también es importante por múltiples factores, pero, además, cuando estamos trabajando, la falta de hidratación puede provocar una caída en el rendimiento y generar somnolencia. Está claro que la base de hidratación es el agua, pero otras bebidas pueden completar la ingesta total diaria de líquidos como puede ser por ejemplo la cerveza sin alcohol que aporta además de agua sustancias antioxidantes y permite disfrutar de un sabor para muchos apetecible, tés, infusiones, jugos naturales etc.
Por lo tanto no olvidemos que, si bien unos hábitos de vida saludable cuidarán nuestra salud y nuestro peso, también nos ayudarán a ser más eficientes en el trabajo.
Escrito por: Dr Ramón De Cangas