Recuperando la rutina: Vuelve de vacaciones en septiembre y continúa cuidando tu salud
por Jesús Román Martínez, presidente del Comité científico de la Sociedad Española de Dietética y
Ciencias de la Alimentación (SEDCA)
La rutina tiene muy mala fama. La rutina suena a trabajo, a algo cotidiano, a lo aburrido y sin sal. Como tantas otras cosas, menospreciamos indebidamente a la rutina. La pobre rutina es la que nos da de comer. La rutina nos permite educarnos, a nosotros y a nuestra familia. De hecho, recordemos: los buenos hábitos, tan necesarios para nuestro bienestar, no son sino hechos repetitivos, rutinas que queremos o debemos establecer.
Es fácil explicarlo: cepillarnos los dientes, todo el mundo entiende que es un hecho positivo. Gracias a un gesto tan sencillo y económico, mantenemos la salud de nuestra boca y alejamos diferentes enfermedades que tienen su origen en una dentadura mal cuidada. Lógicamente, todo el mundo entiende que no sirve de nada cepillarnos los dientes una vez cada tres o cuatro meses, que es necesario e imprescindible hacerlo no solo una vez sino varias veces al día.
Es cierto: el mundo veraniego es el país de la indulgencia. Un estado que, desgraciadamente, se acaba. Aunque lo cierto es que no sería posible (aún teniendo dinero suficiente), vivir en unas vacaciones eternas.
Ya habrán leído la noticia de todos los años, de todos los meses de septiembre, en todos los periódicos o redes sociales: “los españoles han engordado en vacaciones entre 1 y 2 kg”. Lógico, que el descanso y la molicie canicular no solo significan estar tumbados sino que, a menudo, también tienen mucho que ver con los excesos: demasiada comida, demasiada bebida y demasiado poco ejercicio.
Así que, al menos en estos aspectos, bendita sea la vuelta a la rutina que nos va a permitir cuidar mejor de nuestro cuerpo y el conjunto de nuestra salud. Lo primero que debemos reestablecer hoy en nuestra rutina son los correctos hábitos dietéticos que ya teníamos o que sabíamos que debíamos tener. Esto incluye, como bien sabemos, tomar diariamente frutas y verduras, pescado dos o tres veces por semana, legumbres al menos otras dos o más veces, acordarnos de tomar nuestro puñadito diario de frutos secos, aunque haya subido de precio no olvidarnos del aceite de oliva virgen y otras cuantas recomendaciones que seguro que les habrán hecho infinidad de veces.
Alguno los excesos más habituales del tiempo veraniego son las bebidas calóricas y los dulces y helados. Sobre los helados, digamos qué bien estuvieron si contribuyeron a darnos un poco de relax y felicidad. Pero ahora será el momento de volver a disfrutar de las frutas como postre, qué buena y sabrosa cantidad y variedad tenemos aún en el mercado.
En el caso de las bebidas, todos hemos comprobado lo que algunas de ellas facilitan la expansión y la interacción social… pero siendo la bebida básica y esencial, la que nos permite mantenernos bien hidratados en todas las situaciones, el agua, diremos también que es imprescindible tener un orden en lo que respecta a otras bebidas. Muchos, ciertamente, se pudieron exceder, por ejemplo, a la hora de tomar cerveza. Ayuda a ello el que en muchas zonas turísticas la medida estándar sea la alemana (una jarra) en vez de la española (una caña). Como además, en muchos de estos sitios, no suele darse la tan española costumbre de la tapa o del picoteo, desde luego que será muy necesario volver a nuestro hábito Mediterráneo. Si en verano nos gustó tanto la cerveza, ahora nos puede seguir gustando lo mismo, pero en las cantidades moderadas típicamente españolas y desde luego consumida siempre con comida y en compañía.
Como muchos andan a la búsqueda, mejor sería decir a la pérdida de peso, recordamos que hay tapas y aperitivos con un poder calórico bastante reducido, por ejemplo, los encurtidos, los berberechos, los mejillones… y que si queremos reducir temporalmente las calorías que ingerimos, la cerveza sin alcohol tiene entre 14 y 17 kilocalorías por 100 ml. Bienvenidos, pues, a la rutina y a la vuelta a los hábitos alimentarios saludables.
