Un estudio revisa las publicaciones sobre vino, cerveza y licores y su relación con la salud publicados en los últimos 10 años.
El Dr. Ramón Estruch, del grupo de investigación de Riesgo cardiovascular, nutrición y envejecimiento del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) junto a su equipo de investigadores, han desarrollado un estudio que nace a raíz de la limitación de las investigaciones que comparan el consumo leve a moderado de bebidas fermentadas como la cerveza y el vino en la salud a largo plazo.
Para ello, este estudio[1] se formula como una revisión sistemática que tiene como objetivo hacer un repaso e investigar los estudios que han sido publicados durante los últimos diez años para evaluar de forma cualitativa las similitudes y diferencias entre el vino, cerveza y licores cuando se consumen de forma moderadamente baja y la relación directa que tienen en diversos resultados en la salud.
El estudio se llevó a cabo a través de una búsqueda sistemática de estudios comparativos publicados en inglés, los cuales están dentro del periodo 2010 – mediados de 2021. Todos los estudios revisados contemplan el consumo de alcohol de manera baja a moderada y en relación con la mortalidad por todas las causas, así como cáncer, enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
En esta revisión se tuvieron en cuenta 24 estudios en los que, de manera general, informaron sobre varios resultados principales para la salud asociados con el consumo de vino, cerveza o licores de ligero a moderado. Analiza como durante mucho tiempo se ha debatido si el consumo moderado de vino, cerveza o licores tendría mayores beneficios para la salud o, por el contrario, si el abuso de una de estas tres bebidas tendría un mayor impacto negativo sobre la salud. La revisión sugiere que las dificultades para evaluar las posibles diferencias en los resultados sanitarios asociados al consumo de una bebida alcohólica concreta son muchas y pueden producirse confusiones en varios aspectos, como son los culturales. A pesar de este detalle, la revisión especifica que no parece haber un patrón general en cuanto a la relación entre la elección de la bebida y los resultados de salud o daño, que se mantenga en todas las culturas.
Otros que se tuvieron en cuenta para establecer conclusiones son las preferencias del consumidor, ya que un consumidor que prefiere el vino puede diferir de un consumidor que prefiere la cerveza, no sólo en el patrón de consumo, sino también en la alimentación y estilo de vida. Respecto a la alimentación concluye en cómo el consumo de bebidas alcohólicas acompañado de alimentos generalmente produce concentraciones de alcohol en sangre menores al consumo de bebidas alcohólicas sin alimentos. El consumo regular y moderado acompañado de alimentos en combinación con otros factores de estilo de vida saludable puede estar asociado con mejores resultados en la salud.
Finalmente se tuvo en cuenta durante la revisión que muchos consumidores no beben un solo tipo de bebida, lo que sugiere que los estudios prospectivos pueden no ser óptimos. Sin embargo, el uso de los estudios disponibles sobre el consumo de alcohol de ligero a moderado que informan sobre el consumo específico de bebidas de forma dependiente de la dosis, puede añadirse al conjunto actual de pruebas.
[1] Estruch Ramon, Hendriks Henk F.J. “Associations between Low to Moderate Consumption of Alcoholic Beverage Types and Health Outcomes: A Systematic Review”. Alcohol and Alcoholism, 2021, 1–9
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