LA DIETA MEDITERRÁNEA COMO FUENTE DE SALUD
Actualmente vivimos en una sociedad que está cada vez más concienciada de la importancia de llevar una buena alimentación para obtener una mejor salud y bienestar a largo plazo. Esta preocupación conlleva una mayor demanda de datos objetivos que evidencien los efectos positivos que tienen ciertas dietas en nuestro organismo, en búsqueda de la mejor combinación.
La solución a esta problemática se encuentra más cerca de lo que pensamos, se trata de la Dieta Mediterránea. Aunque quizás no se vea a simple vista, la Dieta Mediterránea se constituye como algo más allá de un patrón alimenticio, se trata de un estilo de vida caracterizado por valores tan arraigados como la tradición, la cultura y la interacción social. Todo esto llevó a que la UNESCO la declarara Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2010 ya que nos permite comer de una forma sana y sabrosa, a la vez que cuidamos nuestra salud [i]
La clave está en la proporción
Dicho lo anterior nos puede venir a la mente una pregunta muy clara ¿cuál es la clave del éxito de la Dieta Mediterránea? Sin duda se trata de que podemos comer de todo en su justa medida, este es uno de los motivos de la riqueza de esta dieta ya que no cuenta apenas con exclusiones de alimentos salvo patologías que lo justifiquen. De esta manera, se combinan diferentes grupos de alimentos que nos aportan nutrientes con diferentes funcionalidades específicas, provocando así un efecto positivo en nuestra salud.
La estructura de la Dieta Mediterránea tiene una base principalmente vegetal, teniendo gran protagonismo las frutas y verduras aunque también están muy presentes las legumbres y cereales así como los frutos secos y aceite de oliva como aliado esencial en gran parte de nuestras comidas. Asimismo, se tienen en cuenta la presencia de huevos y lácteos. Indica mucha más moderación en el consumo de alimentos de origen animal, priorizando el pescado sobre la carne e incidiendo en no excederse en variantes como la carne roja.
Igualmente es fundamental una correcta hidratación. La UNESCO incluye en la Pirámide de Dieta Mediterránea la posibilidad de consumir bebidas fermentadas, como la cerveza, haciendo especial hincapié en un consumo de manera moderada para poder así tener efectos beneficiosos [ii]. Asimismo, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria [iii] contempla el consumo de bebidas fermentadas como “opcional, moderado y responsable en adultos”.
Evidencia científica
Como decíamos, la sociedad requiere encontrar respaldo en datos objetivos, y en este caso todas las pautas de la Dieta Mediterránea están apoyadas por evidencia científica a través de proyectos del calibre de PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea) [iv] y PREDIMED-PLUS [v], el mayor proyecto de investigación sobre nutrición realizado a nivel nacional e internacional, que arrojan resultados muy favorables sobre el patrón dietético mediterráneo y sus efectos en la salud.
También el Doctor Ramón de Cangas determina en la guía “Dieta Mediterránea: de la teoría a la práctica” que hay numerosos estudios epidemiológicos que identifican este patrón con beneficios fisiológicos para nuestro organismo, ayudando a prevenir enfermedades crónicas, cardiovasculares y metabólicas. También puede implicar menor riesgo de enfermedades con patologías cerebrales como el Alzheimer, Parkinson así como diversos tipos de cáncer [vi].
En definitiva, la Dieta Mediterránea se ha consolidado como patrimonio indiscutible ya que nos permite comer de forma sana, sabrosa y variada a la vez que cuidamos de nuestra salud.
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