El comienzo de la primavera coincide con el Día Internacional de la Felicidad, y no es por casualidad
No es casualidad que el comienzo de la primavera coincida con el Día Internacional de la Felicidad (20 de marzo). Los días empiezan a hacerse más largos, nos despedimos de las bajas temperaturas y, en definitiva, hay más ganas de pasar tiempo fuera de casa. Pero, además de éstos, existen muchos más factores que contribuyen a nuestra felicidad y bienestar.
Uno de ellos es la alimentación. Una dieta saludable y equilibrada es esencial para nuestra felicidad a largo plazo. Porque, aunque algunos alimentos puedan ofrecernos una gratificación instantánea, lo verdaderamente importante es preocuparnos por incorporar a nuestra alimentación ingredientes que nos aporten un bienestar sostenido. Y qué mejor para alcanzarlo que la Dieta Mediterránea.
Esta dieta da cabida a toda una serie de alimentos que contribuyen a nuestro bienestar desde diferentes frentes: la vitamina C, presente en frutas como la naranja y verduras como el pimiento, nos ayuda a generar dopamina, noradrenalina y serotonina, tres reconocidos neurotransmisores del bienestar y el placer que, entre otras cosas, nos ayudan a reducir el estrés; los ácidos grasos omega-3 que encontramos en los pescados bajos en mercurio como el salmón o las sardinas contribuyen al buen funcionamiento de nuestro cerebro; el selenio presente en lentejas, atún o champiñones mejora nuestro estado de ánimo y reduce la ansiedad y el cansancio; y alimentos fermentados como el yogur son ricos en probióticos, microorganismos que forman la microbiota intestinal.
Por suerte, muchos de los alimentos de temporada de primavera son ricos en alguno o varios de estos componentes. Espárragos, guisantes, brécol o coliflor son solo algunas de las verduras más comunes en esta época del año, en la que también podemos encontrar el atún o frutas ricas en vitamina C como la naranja.
Además, la hidratación desempeña un papel fundamental dentro de la Dieta Mediterránea. Y, ahora que vamos a empezar a pasar más tiempo al aire libre y socializando, podemos disfrutar de múltiples alternativas al agua como el consumo moderado de bebidas fermentadas. Porque, además de formar parte de nuestra cultura, bebidas como la cerveza o el vino son una opción que puede reportar efectos positivos para la salud siempre que se consuman con moderación, con alimentos y, mucho mejor si es en compañía.
Y, al igual que el resto de los alimentos fermentados, la cerveza aporta valores nutricionales valiosos ya que es rica en polifenoles, entre otros componentes. Los polifenoles aportan un efecto cardioprotector, lo que hace que el consumo moderado de cerveza esté asociado a un menor riesgo cardiovascular. Además, es una bebida natural, fermentada y baja en calorías, lo que la hace perfectamente compatible con la Dieta Mediterránea
Nuestro bienestar y felicidad dependen, por tanto, de múltiples factores interdependientes. Y, como en todo, la suma de las partes, de forma equilibrada y con moderación, es la clave para multiplicar sus beneficios. Por eso, una buena comida, un paseo al aire libre o una cerveza con los amigos (respetando siempre las medidas de distanciamiento social), pueden ayudarnos más de lo que pensamos a que este Día Internacional de la Felicidad haga honor a su nombre.