La expresión Dieta Mediterránea engloba no sólo la alimentación de una zona geográfica, sino un estilo de vida: las relaciones sociales que giran alrededor del hecho alimentario, el ritmo de las comidas, la forma de preparación y consumo, las formas y horarios de trabajo, el uso del tiempo de ocio y la práctica de una vida activa. En definitiva, una filosofía de vida que define la cultura y los patrones mediterráneos. En España, estas bebidas forman parte de nuestras tradiciones, costumbres y gastronomía y son los protagonistas de un rito tan arraigado como es el “tapeo”, que invita al encuentro social con familiares y amigos.
Pero hay que tener en cuenta que los efectos beneficiosos de estas bebidas se observan únicamente cuando el consumo es moderado y responsable, por parte de adultos sanos, en el marco de una alimentación sana y equilibrada. Además, si se está tomando medicamentos, si se va a conducir, y en el caso de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, el consumo de alcohol debe ser cero.
Por supuesto, es necesario destacar que la ingesta diaria recomendada, ingerida de una sola vez, por ejemplo, durante el fin de semana, no es una práctica saludable ni aconsejable.
Así nos lo cuenta la Dra. Rosa Ortega, catedrática del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
El consumo moderado de bebidas fermentadas, entre ellas la cerveza, puede formar parte de una alimentación saludable dentro de la Dieta Mediterránea actual, por las propiedades que les confieren su baja graduación alcohólica y las materias primas con las que están elaboradas, como demuestra la evidencia científica.
Así nos lo cuenta Andrea Calderón, profesora de Nutrición de la Universidad Europea de Madrid, y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA).
Se entiende por consumo moderado de cerveza entre 400-600 ml/día en varones y entre 200-300 ml/día en mujeres.
De hecho, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), incluye en la Pirámide de la Alimentación Saludable las bebidas fermentadas (cerveza, vino, cava y sidra) de forma opcional y moderada. Asimismo, la Fundación Dieta Mediterránea[1] incluye el consumo moderado de bebidas fermentadas dentro de las recomendaciones en la Pirámide de la Dieta Mediterránea afirmando que “siempre que las creencias religiosas y sociales lo permitan, se recomienda un consumo moderado de vino u otras bebidas fermentadas (como referencia, una copa al día para las mujeres y dos para los hombres)”.