Dieta Cetogénica
¿Qué es la dieta cetogénica?
Aunque no se puede generalizar (depende mucho de cada persona, de su actividad física, composición corporal etc…) en general se habla de una dieta cetogénica cuando el aporte de hidratos de carbono es de menos de 50-100 gramos al día, ya que en dichas circunstancias se generan los llamados cuerpos cetónicos. Aun así, y por los motivos antes comentados, no es conveniente tomar esa cifra como un valor determinante.
¿Qué son los cuerpos cetónicos?
Los cuerpos cetónicos son unas moléculas cuya producción se maximiza en ausencia de hidratos de carbono. Realmente cuando nuestro organismo utiliza la grasa como fuente de energía, oxida los ácidos grasos en las mitocondrias celulares (en especial en el hígado) y en este proceso se forman tres moléculas (acetona, betahidroxibutirato y acetoacetato, éste último puede proceder del colesterol) que se conocen como cuerpos cetónicos.
¿Los cuerpos cetónicos son residuos metabólicos o son fuente de energía?
Estas tres moléculas (acetona, betahidroxibutirato y acetoacetato) realmente tienen la consideración de residuos metabólicos, sin embargo no hay que olvidar que en los tejidos de fuera del hígado estos compuestos “entran” en el ciclo de Krebs con lo cual permiten obtener energía y por ello son una fuente de energía extra. Pero para que produzcan energía debe existir glucosa suficiente. La acetona es una excepción puesto que se elimina por la orina y por la respiración (precisamente por eso cuando sus niveles están aumentados pueden provocar que el aliento tengo un olor característico).
¿Qué ocurre ante una falta generalizada de ingesta de hidratos de carbono?
En cuanto comienza el “ayuno” de hidratos de carbono (ayuno que puede derivar de un ayuno total, de una dieta muy baja en kilocalorías o de una dieta muy rica en proteínas y por tanto muy baja en hidratos de carbono) se utiliza la glucosa circulante en sangre cuyos niveles descienden rápidamente. A partir del agotamiento de dicha glucosa se empieza a utilizar la glucosa almacenada en forma de glucógeno y también se utilizan los ácidos grasos almacenados en el tejido adiposo en forma de triacilglicéridos. Éstos se liberan en forma de ácidos grasos que fluyen hacia las células para degradarse originando acetil coenzima y de esta forma aportar energía permitiendo el trabajo de las células y también en forma de glicerol a partir del cual se puede originar glucosa.
¿Y de qué recursos dispone nuestro organismo cuando se agota la glucosa circulante y el glucógeno muscular y hepático?
El glucógeno se va agotando y los niveles de glucosa en sangre vuelven a descender. Llegado este punto la mayoría de las células dependen de los ácidos grasos para seguir teniendo energía. Pero no hay que olvidar que los glóbulos rojos y algunas células del sistema nervioso necesitan glucosa.
¿Qué hacer entonces?
La grasa se almacena en forma de triacilglicéridos que son una molécula de glicerol unida a 3 ácidos grasos. Pues bien, los triacilglicéridos se escinden en sus componentes, por un lado los ácidos grasos que no pueden originar glucosa y por otro lado el glicerol que sí puede originar glucosa. De esta forma, a partir del glicerol, se origina algo de glucosa, pero no la suficiente porque el glicerol representa sólo 3 de los más o menos 50 carbonos que tiene un triglicérido, es decir sólo un 5% de su peso con lo cual el otro 95% de su peso (que son los ácidos grasos) no puede convertirse en glucosa.
Llegado este punto hay un problema por la escasez de glucosa, el organismo puede utilizar sus reservas de grasa que permite abastecer de energía a la mayor parte de las células del organismo pero como ha he dicho anteriormente los glóbulos rojos necesitan glucosa, dependen completamente de la glucosa y las células nerviosas la prefieren como forma de energía. Lo que ocurre para salvar esta situación es que los aminoácidos que proporcionan piruvato pueden utilizarse para obtener glucosa. El problema es que para obtener estos aminoácidos deben degradarse estructuras corporales. Tal es la importancia de las proteínas como fuente de glucosa que en los primeros días de ayuno (una vez agotado el glucógeno) la mayor parte de la glucosa que se necesita se obtiene a partir de ellas. Pero todo tiene un precio, si esta degradación de las estructuras corporales (masa muscular etc…) se mantiene a este ritmo que es demasiado alto obviamente habría complicaciones serias para la salud. La energía obtenida a partir de la proteína muscular se consigue gracias a un ciclo llamado glucosa-alanina.
¿Y… entonces?
El cerebro gasta demasiado glucosa ( es la fuente de combustible que prefiere) y al ritmo que gasta sería inviable sostener su gasto energético a costa de seguir degradando proteínas de estructuras corporales, por ello cuando el ayuno se prolonga el organismo acaba empleando la propia grasa como fuente de energía para el cerebro. Lo que ocurre es que a partir de acetil coenzima (que procede de los ácidos grasos) se pueden originar los cuerpos cetónicos que pueden servir de fuente de energía a algunas células del cerebro. Además los cuerpos cetónicos reducen el apetito (un mecanismo de protección para reducir el gasto energético y disminuir los requerimientos energéticos) e incluso tienen un efecto anticatabólico ( que evita que pueda continuar esa degradación de masa muscular).
¿ Y qué más ocurre con los cuerpos cetónicos?
Los cuerpos cetónicos tienen un grupo ácido y al ir aumentando la concentración de los cuerpos cetónicos el ph de la sangre disminuye y se acidifica y se produce la cetosis que en realidad es una alteración orgánica nada positiva. El organismo trata de deshacerse de este nivel alto de cetonas en sangre eliminándolas por la orina (se conoce como cetonuria, la presencia de estos elementos en la orina) y como efecto de estos niveles elevados en sangre el aliento huele a acetona. Por ello hay una pérdida de agua corporal al aumentar la secreción de urea por parte de las células hepáticas (ciclo de la urea). Pero la urea debe ser solubilizada y por tanto el organismo necesita agua. La urea se elimina a través de los riñones por medio de la orina. También hay una pérdida de agua intracelular. Una dieta deficiente en hidratos de carbono provoca paulatinamente el agotamiento de las reservas musculares y hepáticas de glucógeno, por cada gramo de glucógeno se acumulan 2,7 de agua, por tanto otra pérdida de agua (en este caso intracelular).
¿Riesgos?
Si realizamos una búsqueda bibliográfica, veremos que realmente en la literatura se citan algunos posibles efectos secundarios a corto plazo tras instaurar este tipo de dieta y también a largo plazo pero es cierto que en bibliografía más reciente se refieren estudios bien diseñados que sugieren que puede ser segura.
¿Tienen alguna utilidad?
Son una realidad y no podemos negar que se han utilizado y se utilizan. En determinadas circunstancias las dietas cetogénicas tienen utilidad. Por ejemplo está justificando su uso en determinadas patologías (como epilepsia refractaria). De hecho actualmente la evidencia científica parece demostrar un mayor beneficio en ciertos tipos de epilepsia (mioclónica atónica, síndrome de Dravet y epilepsias en displasias corticales) y en dos trastornos metabólicos como la deficiencia del transportador de glucosa (GLUT-1) y la deficiencia de la piruvato deshidrogenasa (PDH) cuando se utiliza esta dieta.
En ocasiones y en determinadas personas, deportes, pueden tener su lugar y aplicación. Se debe valorar como una herramienta más pero teniendo en cuenta que en el mejor de los casos sus efectos nunca van a ser superiores al patrón mediterráneo que es mucho más respetuoso con nuestras tradiciones y con mucha más evidencia científica detrás.
¿Un ejemplo de dieta cetogénica?
Existen muchas variantes de dietas cetogénicas. Así podemos hablar de dieta cetogénica básica, de dieta cetogénica con triglicéridos de cadena media, de dieta cetogénica por ratios 2:1, 3:1, 4:1 (los ratios hacen referencia a la relación entre los gramos totales de grasa respecto a la suma de gramos de proteínas más hidratos de carbono) etc.
Un ejemplo de dieta cetogénica básica sería:
- Desayuno: Un yogur natural entero no azucarado y pechuga de pavo a la plancha con aceite de oliva y pimentón y un huevo cocido.
- Media Mañana: Una lata de mejillones al natural y una cerveza baja en hidratos de carbono.
- Mediodía: Ternera asada al horno al romero y con espinacas hervidas y aceite de oliva.
- Merienda: Una lata de atún al natural y aguacate.
- Cena: Merluza al limón y tomillo con acelgas hervidas y aceite de oliva.
- Recena: Un yogur natural entero no azucarado con coco.
¿Algún extra en la dieta cetogénica?
Sabiendo que las bebidas fermentadas dentro de una dieta saludable y en personas adultas sanas y mujeres no embarazadas pueden ser una opción, un consumo moderado (teniendo en cuenta la dosis total de hidratos de carbono que suponga salir de cetosis) de cerveza y sobre todo de cervezas bajas en hidratos de carbono puede ser una opción para el disfrute acompañada ¿por qué no?, de una tapita de jamón, cecina, queso curado, lomo embuchado (obviamente sin pan).
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