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Cerveza y Salud Digestiva: Falsos mitos

Todos hemos sentido alguna vez esa sensación similar a un ardor o quemazón que asciende desde el estómago hacia la garganta. Lo que puede que muchos no supiéramos es que esa sensación tiene un nombre concreto, reflujo gastroesofágico, o que los factores dietéticos y los estilos de vida pueden influir notablemente en su desarrollo.

Una de las principales causas detrás de esta dolencia es la obesidad, que en España afecta al 18,2% de los hombres y el 16,7% de las mujeres, según datos recientes de la Encuesta Nacional de Salud del Instituto Nacional de Estadística (INE). De hecho, esta enfermedad está estrechamente ligada con la salud gástrica, y es por ello que el tema del Día Mundial de la Salud Digestiva, que se celebra el 29 de mayo, sea este año precisamente a la obesidad.

¿Es la cerveza una de las causantes del reflujo?

Contrariamente a lo que se pudiera creer, un estudio reciente ha demostrado que el consumo moderado de cerveza no produce un aumento del reflujo gastroesofágico gaseoso ni modifica la capacidad de acomodación gástrica.

El objetivo principal del estudio, ‘Influencia de la ingesta de cerveza sobre la fisiología gastroesofágica y síntomas digestivos postprandiales’[1], consistió en evaluar si el consumo moderado de cerveza está asociado con la acidez, regurgitación y saciedad precoz tras la ingesta de comidas.

Para ello, se analizaron los efectos digestivos en 30 adultos tras ingerir 33 centímetros cúbicos de cerveza 15 minutos antes de una ingesta de comida y compararlos posteriormente con los efectos del agua.

El resultado demostró que no existen diferencias significativas en el reflujo de líquidos tras la ingesta de cerveza, tanto tradicional como sin alcohol, frente a la ingesta de agua.

La relación entre el consumo moderado de cerveza y el reflujo gastroesofágico es, por tanto, otro de los falsos mitos derribados relacionados con esta bebida fermentada, cuyos compuestos pueden beneficiar a los microorganismos intestinales, favoreciendo así la digestión, según la investigación ‘Asociación del consumo moderado de cerveza con la microbiota intestinal y ácidos grasos de cadena corta (AGCC) de adultos sanos’[2].

Por tanto, la conclusión fundamental del estudio refleja que no existen diferencias digestivas entre consumir cerveza o agua durante las ingestas de comida. Es por esto que la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria incluye en su pirámide de Alimentación Saludable el consumo moderado, ocasional y responsable de cerveza por parte de adultos, siempre acompañado de una alimentación saludable, responsable y sostenible, además de ejercicio físico y actividad diaria.

Por eso, es importante recordar que, para hablar de compatibilidad con el patrón de la Dieta Mediterránea, el consumo de cerveza debe ser moderado, preferiblemente acompañando a las comidas y en compañía. Además, si no queremos o no podemos beber alcohol, la cerveza SIN es una opción aún más baja en calorías.


[1] Díaz-Rubio, Rey, E. ‘Influencia de la ingesta de cerveza sobre la fisiología gastroesofágica y síntomas digestivos postprandiales’. 2017.

[2] González-Zancada, Nova, E. y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN-CISC). 2021.